Por Ramsés Pech
Grupo Caraiva Grupo Pech Arquitectos
El mundo ha comprendido que la economía depende de la energía, y esta, a su vez, requiere financiamiento para ser creada, producida y mejorada con el tiempo, especialmente considerando su uso en las actividades diarias de las personas en cualquier nación.
Para 2025, se estima que la inversión global en el sector energético alcanzará aproximadamente 3.3 billones de dólares, según el último análisis de la Agencia Internacional de Energía (EIA). De este total, un 31 % se destinará al mercado de combustibles y un 45 % al sector eléctrico.
La generación de electricidad a partir de energías renovables lidera las inversiones, seguida por la industria del petróleo crudo y sus derivados. La energía nuclear ha duplicado su nivel de inversión en la última década y podría aumentar su inversión de tres a cuatro veces más para 2050, debido a un mayor uso en Estados Unidos, Asia y Europa, al avanzar de la fisión a la fusión nuclear.
Analizando las inversiones energéticas desde 2015, y basándonos en el reporte de la EIA para 2025, observamos:
1. La inversión en combustibles ha disminuido un 21 %, de 1.315 a 1.037 billones de dólares. El sector petróleo y sus derivados sufrió una caída del 32 %, mientras que el gas natural disminuyó un 14 %. Sin embargo, el carbón experimentó un aumento del 29 %. Se espera que este mercado crezca entre un 20 y un 30 %, impulsado por la necesidad continua de combustibles fósiles, debido a la falta de sustitutos energéticos a corto plazo.
2. El mercado eléctrico ha crecido un 59 %, pasando de 939 mil millones a más de 1.4 billones de dólares. La inversión en generación de electricidad con energías renovables se duplicó, de 374 a 787 mil millones de dólares, siendo la de mayor crecimiento. La energía nuclear también creció, desde 46 mil millones hasta 74 mil millones de dólares, y se espera que esta tendencia continúe en las próximas décadas. La inversión en generación de electricidad a partir del gas natural ha disminuido, pero podría superar los 150 mil millones de dólares anualmente, el doble del nivel actual, debido al cambio en la mezcla eléctrica de muchos países que están incrementando la construcción de plantas a gas, especialmente en Estados Unidos.
3. Para construir plantas generadoras de electricidad, se necesitan infraestructuras que faciliten el transporte de los electrones hasta el consumidor final. En 2015, por cada dólar invertido en generación eléctrica, se gastaban 49 centavos en transmisión. Actualmente, esta proporción ha bajado a 41 centavos, poniendo en peligro la confiabilidad de las redes eléctricas de muchos países y, en consecuencia, afectando el crecimiento económico, ya que la electricidad es vital para aumentar el PIB.
4. La inversión en almacenamiento de electricidad mediante baterías representa solo ocho centavos por cada dólar invertido en energías renovables, lo que está muy lejos de la relación ideal de 1:1. Aun así, se espera que las inversiones en almacenamiento sigan creciendo, impulsadas por los avances proyectados en la generación de energía infinita a través de la fusión nuclear.
Según el informe de la EIA para 2025, la región Asia-Pacífico liderará la inversión global, con más de 1.1 billones de dólares, de los cuales el 70 % se destina al sector eléctrico, principalmente gracias a China, que invertirá más de 893 mil millones de dólares.
Norteamérica es la segunda región con mayor inversión, con unos 532 mil millones de dólares repartidos equitativamente entre el sector eléctrico con un 52% y los combustibles fósiles con un 48%, abarcando los países del TMEC:
a) Estados Unidos invertirá cerca de 500 mil millones de dólares en 2025, con proyecciones de alcanzar los 700 mil millones para 2035 y entre 1 y 1.5 billones para 2050. Estos fondos provendrán principalmente de la venta y exportación de petróleo crudo, gas natural y derivados, en un contexto de consumo global sostenido de estas fuentes durante las próximas décadas. Los ingresos arancelarios también contribuirán al desarrollo de tecnologías que aseguren la generación infinita de electricidad mediante la fusión nuclear. Ante el incremento de la demanda eléctrica, impulsado por la inversión extranjera directa, se espera un impacto positivo en sectores como la manufactura, la industria y la inteligencia artificial, lo que contribuirá a un crecimiento sostenido del PIB.
b) Canadá seguirá invirtiendo entre 150 y 250 mil millones de dólares, y podría establecer un tratado bilateral con Estados Unidos dada su dependencia mutua en petróleo crudo, electricidad y minerales.
c) En relación con México, la inversión tanto pública como privada se ha mantenido entre 50 y 60 mil millones de dólares. Actualmente, el 90 % de esta inversión proviene de las empresas estatales, mientras que solo el 10 % es de origen privado. El año 2022 registró la inversión más alta, superando los 70 mil millones de dólares, de los cuales un 15 % fue privado. Se anticipa que las inversiones se mantendrán entre 55 y 65 mil millones en la próxima década, con un máximo posible de 90 mil millones más adelante. Este nivel de inversión podría limitar el crecimiento energético del país e impedir la actualización tecnológica necesaria para la producción y operación en el sector energético.
Resumen:
La inversión en energía está en alza, y podría alcanzar casi 4 billones de dólares en la próxima década. Actualmente, China representa el 27 % del total, seguida por los Estados Unidos con el 15 %, y México contribuye con un 2 %.
– Se espera que el mercado de combustibles fósiles experimente un incremento no mayor al 30 % en la próxima década, después del cual la inversión se mantendrá estable antes de descender hacia 2060.
En el sector eléctrico, se proyecta un incremento del 30 al 40 % en la inversión en generación de electricidad durante las próximas tres décadas. Se busca establecer una proporción de 75 a 90 centavos por cada dólar, para la transmisión de electricidad a los usuarios finales, ya que no hacerlo podría colapsar las redes.
Las energías renovables, como la eólica y la solar, seguirán creciendo, pero podrían comenzar a declinar a partir de 2060 debido a los avances en energía nuclear mediante la fusión. Es crucial alcanzar una proporción 1:1 entre nuevas plantas y almacenamiento con baterías.
La inversión energética en cada país dependerá de su capacidad para generar financiamiento y reducir subsidios en algunos sectores energéticos. Incrementar el gasto si depende del sector público, o permitir una mayor participación privada, bajo regulaciones y políticas específicas de cada país, será vital.
El Objetivo de la inversión en energía será atraer empresas dispuestas a asumir riesgos financieros y operativos, mientras se minimizan los riesgos del país. Esto es clave para garantizar la energía necesaria que impulse el PIB futuro, persiguiendo el concepto de energía infinita.