Transición Energética Global, Trump y El Reto de México

Por Amado Villarreal

Columna En Perspectiva

La llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos  de América ha mandado señales importantes en contra de la transición energética, lo cual ha generado dudas sobre la fuerza en que la transición energética global se pueda lograr, dado su escepticismo en relación al cambio climático, su inclinación por las fuentes de energía fósiles y sus medidas administrativas en contra de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) promovida por Joe Biden, ley que contenía un paquete muy ambicioso de incentivos y subsidios a las diferentes tecnologías líderes de la transición energética global.

Sin embargo, hay varias razones para pensar que esto no será así, y que después de 2030, aparte del avance que en estos cinco años se pueda lograr, se retomará la senda a favor de combatir el cambio climático. Las razones son varias y, sobre todo, muy fuertes. 

En primera instancia están los avances tecnológicos y su impacto en los costos de energía. El desarrollo tecnológico y la innovación energética a nivel global están logrando una reducción de costos significativa comparada con la de los combustibles fósiles, por lo que la decisión es enteramente económica y de mercado.

Un segundo argumento que ya hemos comentado en esta columna anteriormente es el respaldo político. Buena parte de los beneficios del IRA en EUA estaban enfocados en proyectos energéticos a favor de la transición energética en estados y regiones de mayoría republicana, justo la afiliación partidista de Presidente Trump. Regiones que no dirán adiós a los beneficios económicos de los menores costos de la transición energética , aparte de los beneficios y subsidios directos recibidos y por recibir aún. A lo anterior, habría que sumar la clara inclinación demócrata por atender la crisis climática y la orientación de la industria estadounidense por beneficiarse de los menores costos energéticos de las energías limpias y sus tecnologías asociadas.

Un tercer argumento, es que la transición energética global muestra señales de fuerza inercial continua. Y la razón principal es que los dos mercados más grandes aparte de EE. UU., Europa y China tienen fuertes incentivos para seguir acelerando su paso hacia la transición energética. En el caso de Europa básicamente se centra en un tema de seguridad nacional y energética, los combustibles fósiles le han representado fuertes costos económicos y geopolíticos, por lo que requiere tener mayor control de la energía para enfrentar los retos globales futuros. En el caso de China, es el gran ganador de esta transición energética por su liderazgo tecnológico y económico en las tecnologías asociadas a la transición energética, llámese energía solar, electromovilidad con autos eléctricos y baterías, electrolizadores, por mencionar los principales. Un liderazgo que no dejará ir y que le representa una fuente de competitividad muy importante en los mercados, no solo por la parte energética sino por la parte industrial que se deriva de las nuevas cadenas de valor que se están generando asociadas a la transición energética global.

Los tres argumentos: menores costos, apoyo político y tendencia global; favorecen la perspectiva de transición energética global, si acaso solo reduciendo su dinamismo en los próximos cuatro años de la Administración Trump.

¿Dónde se encuentra México?

Las reformas a las Leyes Secundarias en materia energética que recientemente se han aprobado en el Congreso Mexicano, las cuales incluyen la Ley de Planeación y Transición Energética, que muestra el compromiso con la transición energética y la innovación, un camino que México debe transitar y hacerlo a la mayor velocidad posible.

 La Ley de Planeación y Transición Energética establece medidas que promueven la sostenibilidad; la promoción de las energías limpias; el financiamiento para la transición energética; la investigación y el desarrollo tecnológico; el desarrollo de capital humano; la infraestructura; la eficiencia energética; y promueve una estrategia industrial para el fomento de cadenas de valor en energías limpias.

Lo anterior sin duda está alineado a lo que el país requerirá, dada la inercia global de transición energética. Pero esto necesita de recursos importantes y suficientes, así como de una cooperación pública-privada eficaz.

Están claro los que, ¿faltan los cómo? Necesitamos empezar ya.

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