Inversión Global en Energía 2025

Por Energy Insights

Introducción

Con todo y las tensiones geopolíticas y la incertidumbre económica, se proyecta que el sector energético recibirá flujos de capital por 3.3 billones de dólares en 2025, un incremento real del 2% respecto a 2024, según la Agencia Internacional de Energía.

Destino de las inversiones

El estimado es de 2.2 billones de dólares que se invertirán en energías renovables, energía nuclear, redes eléctricas, almacenamiento, combustibles de bajas emisiones, eficiencia energética y electrificación. Este pronóstico representa el doble de los 1.1 billones destinados al petróleo, gas natural y carbón. A pesar de la incertidumbre económica y comercial, lo que induce a algunos inversionistas a adoptar una postura cautelosa frente a nuevas aprobaciones de proyectos, al momento no se han detectado impactos significativos en el gasto para proyectos en curso.

Origen de las inversiones

La inversión en transiciones energéticas ha crecido rápidamente en los últimos cinco años, inicialmente impulsado por los paquetes de recuperación post-pandemia y sostenido por diversos factores económicos, tecnológicos, industriales y de seguridad energética, más allá de las políticas climáticas, lo cual es de resaltarse por la solidez del crecimiento en la adopción de tecnologías limpias. Aproximadamente el 70% de este aumento se originó en países importadores netos de combustibles fósiles que desean diversificar su matriz energética. China lideró este impulso buscando reducir su dependencia del petróleo y gas importados y liderar en nuevas tecnologías. Europa incrementó su inversión en energías renovables y eficiencia energética tras la invasión de Ucrania por Rusia y la consiguiente disminución del suministro de gas. En India, el gasto en energía solar también aumentó significativamente. Estados Unidos representó otro 20% del incremento, con políticas orientadas a desafiar la posición de China en las cadenas de suministro de tecnologías limpias. Si bien la reducción de emisiones es una potente razón para invertir, no siempre es el principal motor detrás de la inversión en tecnologías cada vez más maduras y competitivas en costos, esto muestra realmente un base estructural del cambio en la adopción de nuevas tecnologías energéticas limpias.

Tendencias de inversión

La transición hacia la “Era de la Electricidad” como la a nombra la AIE impulsa un aumento sustancial en las inversiones, alimentado por la mayor demanda en sectores como la industria, climatización, movilidad eléctrica, centros de datos e inteligencia artificial. Hace diez años, las inversiones en combustibles fósiles superaban en un 30% a las destinadas a generación, redes y almacenamiento. Hoy, esa tendencia se invierte, ya que la inversión en el sector eléctrico alcanzará los 1.5 billones de dólares en 2025, un 50% más que lo destinado a petróleo, gas natural y carbón; sin duda el inicio de un cambio estructural de la matriz energética global. Por su parte, la electrificación de usos finales también crece, impulsada por menores costos de los vehículos eléctricos, especialmente en China, donde muchos modelos ya son competitivos en precio inicial, mostrando un avance significativo de la electromovilidad tan solo en los últimos 5 años.

En energía solar

El gasto en generación de bajas emisiones, liderado por la energía solar fotovoltaica, casi se duplicó en los últimos cinco años y alcanzará los 450 mil millones de dólares en 2025, convirtiéndose en el rubro más grande de inversión mundial en energía. La competencia entre proveedores y los bajos costos hacen que los paneles solares, muchas veces combinados con baterías, sean un motor clave en economías emergentes y en desarrollo; por ejemplo, en México crece la expectativa por el esquema de autoconsumo que estará de la mano de esta tendencia global.  China lidera las exportaciones solares hacia estos mercados, con países como Pakistán importando aproximadamente 19 GW en 2024. Se prevé que el gasto global en baterías para almacenamiento alcance los 66 mil millones de dólares en 2025. China sin duda el líder del sector.

Energía Nuclear y Centrales a Gas

La inversión en energía nuclear está en auge, con un incremento del 50% en cinco años, y las aprobaciones para nuevas plantas a gas también aumentan. Se estima que el gasto en nuevas plantas nucleares y renovaciones supere los 70 mil millones de dólares, impulsado por tecnologías como los pequeños reactores modulares. Estados Unidos y Medio Oriente concentran casi la mitad de las decisiones finales de inversión en centrales a gas natural. Se esperaría que esta tendencia se refuerce con el reciente cambio de política energética en los EE. UU.

Plantas a Carbón

El crecimiento de la demanda eléctrica y las preocupaciones por la seguridad energética impulsaron aprobaciones récord de nuevas plantas de carbón en China, que sumaron casi 100 GW en 2024, y en India, con 15 GW. Sin embargo, en economías avanzadas no se registraron nuevos pedidos de turbinas de vapor para plantas de carbón en 2024, reflejando un cambio en las perspectivas de inversión. Aún y cuando habrá que ver que ocurre con los recientes cambios de la política energética estadounidense dada la Big Beautiful Bill Act (BBBA) aprobada por el Senado de los EE. UU.

Redes Eléctricas

La inversión en redes eléctricas, aunque crucial, no ha alcanzado aún el ritmo del crecimiento en generación y renovables; un aspecto crítico para la viabilidad de la transición energética.  Actualmente se destinan cerca de 400 mil millones de dólares anuales a redes, en comparación con aproximadamente 1 billón en activos de generación. La seguridad eléctrica demanda mayor inversión en redes, pero obstáculos como largos procesos de permisos, cadenas de suministro restringidas y limitaciones financieras en economías en desarrollo dificultan su avance.

Mercado de Hidrocarburos

La caída en los precios del petróleo y las expectativas de menor demanda provocarán una reducción del 6% en la inversión upstream (exploración y producción) de petróleo en 2025, la primera desde 2020 y la mayor desde 2016. Aunque inicialmente se esperaba que el gasto se mantuviera estable, la presión sobre los precios ha generado un sentimiento más pesimista. Se estima que la inversión total en petróleo y gas disminuirá en alrededor del 4%, alcanzando poco menos de 570 mil millones de dólares, destinando el 40% a mantener la producción en campos existentes. Por su parte la inversión en refinerías alcanzará su nivel más bajo en una década. En Estados Unidos, debido a su ciclo de inversión corto, se prevé una reducción cercana al 10% en gastos, aunque la productividad sigue creciendo gracias a mejoras tecnológicas y consolidación del mercado. Aspectos que habrá que dar seguimiento después del BBBA dadas las enormes facilidades a la generación de energía a través de fuentes fósiles en EE. UU.

Gas Natural Licuado (GNL)

La inversión en nuevas plantas de GNL continúa en auge, con proyectos en EE. UU., Catar y Canadá preparándose para entrar en operación. A pesar de retrasos y sobrecostos en algunos proyectos, entre 2026 y 2028 se esperan las mayores expansiones en capacidad anual de GNL en la historia, con Estados Unidos casi duplicando su capacidad exportadora, lo que aumentará la flexibilidad para los mercados internacionales, y desde luego habrá que revisar precios que podrían ser mayores asociados a esta tecnología.

Combustibles de Bajas Emisiones

La inversión en combustibles de bajas emisiones alcanzará un máximo en 2025, pero seguirá siendo modesta, con menos de 30 mil millones de dólares, aún muy dependiente de apoyo político y regulatorio. De progresar todos los proyectos de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), las inversiones en CCUS podrían multiplicarse por diez para 2027. Sin embargo, la incertidumbre política afecta estos proyectos, algunos de hidrógeno han sido retrasados o cancelados, pero además hay una cartera de proyectos aprobados que requerirán casi 8 mil millones de dólares en 2025, casi el doble de 2024. La BBBA de EE. UU. proyecta subsidios y facilidades para este tipo de combustibles que podrían observar un nuevo momento de crecimiento.

Suministro de Carbón

Las inversiones en carbón seguirán creciendo, con un aumento estimado del 4% en 2025, aunque menos intenso que el crecimiento medio del 6% observados en los últimos cinco años. La mayor parte del incremento en 2024 provino de China e India para satisfacer su demanda interna. A esto habrá que revisar cómo evoluciona la implementación de la política energética en EE. UU. a través de la BBBA.

Electrificación

Las inversiones en electrificación de usos finales y mejoras de eficiencia se han duplicado en la última década. Impulsadas por el crecimiento en ventas de vehículos eléctricos, la renovación de edificios y la electrificación industrial, se proyecta que la inversión del lado de la demanda alcance aproximadamente 800 mil millones de dólares en 2025. Aunque la desaceleración en nuevos proyectos de construcción, especialmente en China, limita la inversión en el sector edificado, esto se compensa con mayores ventas de electrodomésticos eficientes y sistemas de refrigeración. Paradójicamente a este entorno global los EE. UU. se han pronunciado por eliminar programas de uso eficiente de energía, aumento en aranceles a insumos claves de la electrificación 

Costos de diversas tecnologías

Los costos de tecnologías clave de energía limpia han seguido una fuerte tendencia a la baja según la AIE, con una caída del 60% respecto a hace diez años. Los precios de paneles solares y turbinas eólicas fabricados en China han disminuido un 60% y 50% desde 2022, respectivamente, aunque en Europa se han registrado aumentos en los precios de turbinas. Sin embargo, las presiones inflacionarias impactan especialmente en materiales de redes eléctricas, cuyos costos casi se duplicaron en cinco años debido a la mayor demanda de cables y transformadores. Se anticipa que los costos del upstream de petróleo y gas aumentarán alrededor del 3% en 2025, impulsados por aranceles más altos sobre acero y aluminio importados y otros costos de ingeniería en EE. UU.

En recursos minerales críticos, la inversión creció moderadamente en 2024, pese a la preocupación por la concentración de suministro y la caída de precios, manteniendo estable la actividad de exploración. Los proyectos en países fuera de los principales productores tradicionales enfrentan mayor incertidumbre de precios. Las grandes empresas mineras continúan aumentando su inversión, mientras que actores especializados redujeron la suya. En particular, Canadá y EE. UU. incrementaron ligeramente la exploración, en contraste con Australia y América Latina, donde la actividad se contrajo.

Geografía de la Inversión

China continúa siendo el principal inversor energético global, representando casi un tercio de la inversión en energía limpia, frente a un cuarto hace diez años. En Estados Unidos, el gasto en renovables y combustibles de bajas emisiones casi se duplicó en la última década, pero se espera que se estabilice debido a la reducción de políticas de apoyo. La inversión en petróleo y gas upstream en el Medio Oriente se concentra en países con recursos abundantes, que alcanzarán el 20% del gasto global en 2025, su nivel más alto, mientras que en Rusia la participación se ha reducido al 6%.

Las tendencias de inversión muestran gran desigualdad, especialmente en África, donde dificultades para movilizar capital, depreciación de monedas y tasas de interés elevadas elevan los costos de deuda. Para 2025, África invertirá un tercio menos que en 2015 y representa solo el 2% de la inversión mundial en energía limpia, a pesar de albergar al 20% de la población mundial. La inversión en África está dominada por mayores recortes en petróleo y gas, con una limitada recuperación en energías renovables.

En economías emergentes, India y Brasil destacan por sus continuos apoyos políticos. India avanza hacia su meta de alcanzar el 50% de capacidad de generación no fósil antes de lo previsto para 2030, impulsada por la energía solar, eólica y bioenergía. Brasil aprovecha sus grandes recursos offshore, y aunque el despliegue de tecnologías emergentes en el sudeste asiático va a un ritmo más lento, la región participa activamente en las cadenas de suministro de energía limpia, siendo la segunda en fabricación solar después de China; Indonesia, por su parte, es el mayor productor mundial de níquel.

Financiamiento Internacional

La brecha de financiamiento en las economías en desarrollo impulsa la importancia de las fuentes internacionales, que deben complementarse con el desarrollo de mercados de capital locales. El financiamiento público internacional, que representa aproximadamente el 7% de la inversión en energía limpia en mercados emergentes y en desarrollo (unos 32 mil millones de dólares anuales, excluyendo China), aún está muy por debajo de las necesidades y expectativas de estos países.

Cada vez más, las inversiones energéticas externas de China y el apoyo oficial se orientan hacia la energía limpia y la fabricación de tecnologías relacionadas. China, tradicionalmente un gran inversor en sectores energéticos en el extranjero ha canalizado en los últimos cinco años cerca de 80 mil millones de dólares en inversiones en vehículos eléctricos, baterías, paneles solares y minerales críticos en mercados clave como Indonesia, Tailandia, Brasil, México y Turquía, reevaluando sus estrategias internacionales y mirando oportunidades en Medio Oriente.

Las agencias de crédito a la exportación (ECAs) están jugando un papel creciente en financiar el sector energético, principalmente mediante garantías que facilitan mayores volúmenes de financiamiento comercial, especialmente hacia economías en desarrollo. En la última década, estas instituciones han reducido progresivamente su apoyo a los combustibles fósiles.

Por otro lado, las finanzas sostenibles, lideradas por los bonos verdes, enfrentan mayores desafíos en su crecimiento. Aunque las emisiones de deuda sostenible permanecen sólidas, la actividad por parte de las instituciones financieras para integrar criterios ecológicos en sus prácticas ha decaído, debido a la disminución del apoyo regulatorio y político en mercados clave.

Innovación e Investigación y Desarrollo

Los innovadores en energía enfrentan costos de capital mayores y mayor incertidumbre política, mientras que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en energías limpias continúa en aumento en 2024, respaldada tanto por el sector público como por empresas privadas. Sin embargo, el capital de riesgo en energía ha disminuido en los últimos dos años, mientras que la inversión en inteligencia artificial (IA) alcanzó los 84 mil millones de dólares en 2024, triplicando el financiamiento destinado a innovación en energía.

La estructura de las principales empresas en I+D en energía ha cambiado significativamente desde 2015. Hace una década, predominaban las firmas automotrices y petroleras occidentales, con China State Grid y Petrochina como principales excepciones. En 2024, el top 20 incluye por primera vez a un fabricante exclusivo de baterías (CATL), además de Tesla y BYD, ambos centrados en vehículos eléctricos. También aparecen empresas de tecnología para electrificación como Denso, Schneider Electric y Robert Bosch, mientras que las únicas petroleras en la lista son Petrochina, Sinopec y Saudi Aramco. Esto muestra sin duda una creciente y mayor importancia de China en Innovación, Investigación y Desarrollo en el sector energético.

Cumplimiento de los objetivos de la COP28

De acuerdo con la AIE os flujos de inversión actuales no alcanzan para cumplir los objetivos globales de energías renovables y eficiencia establecidos en la COP28. Se requiere duplicar la inversión anual en energías renovables para triplicar la capacidad instalada para 2030, además de incrementar el gasto en redes, almacenamiento y flexibilidad para garantizar una utilización segura y eficiente. Asimismo, el gasto en eficiencia y electrificación debe casi triplicarse en cinco años para lograr una mejora del 4% en la intensidad energética anual.

La “Hoja de Ruta de Bakú a Belém”, presentada en la COP29, propone reducir los costos de capital como clave para movilizar al menos 1.3 billones de dólares en financiamiento para proyectos de bajas emisiones en países en desarrollo para 2035. Para ampliar el financiamiento climático, se necesitan acciones políticas específicas que aborden riesgos reales y percibidos, permitiendo reformas regulatorias y entornos predecibles. La movilización del capital privado dependerá de la capacidad de estos países para implementar dichas reformas y de una mejor orientación de la financiación pública internacional, mediante garantías y herramientas crediticias que gestionen riesgos. 

Lo anterior enfrentará todo un reto con el reciente cambio de política energética de los EE. UU. desde su Inflation Reduction Act (IRA) con Biden, ley promotora de las energías renovables y limpias, versus el BBBA de Trump a favor primordialmente de las energías fósiles y eliminando incentivos a las energías limpias, la electromovilidad y la eficiencia energética.

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