Por Amado Villarreal González
En Perspectiva
La reciente presentación de la nueva estrategia energética en México ha generado expectativas sobre las oportunidades que pueden surgir para el sector privado. Entre los anuncios más relevantes destacan los cambios en la capacidad permitida para la generación solar distribuida y las nuevas disposiciones para la generación en sitio, medidas que no solo prometen beneficiar a pequeñas y grandes empresas, sino también fortalecer el atractivo de México como un destino clave para el nearshoring.
La capacidad para generar energía bajo el esquema de generación solar distribuida ha aumentado de 0.5 MW a 0.7 MW, sin necesidad de permisos regulatorios. Este cambio representa un avance significativo para pequeñas empresas, especialmente aquellas ubicadas en zonas urbanas e industriales con altos costos energéticos.
El impacto positivo para pequeñas empresas se percibe ya que esta medida permitirá que negocios como fábricas, comercios y oficinas reduzcan costos operativos mediante la generación de su propia energía limpia. Además, fomenta la adopción de tecnologías solares, un mercado en crecimiento que, con este incentivo, se espera que dinamice aún más la cadena de valor de la industria solar en el país.
La posibilidad de generar hasta 0.7 MW facilita el cumplimiento de metas ambientales, lo que puede ser un diferenciador importante para las empresas que exportan productos a mercados que demandan certificaciones de sostenibilidad, como Estados Unidos y Europa.
Por su parte la generación en sitio provee la oportunidad de acceder a energía verde para medianas y grandes empresas. Un cambio clave en la estrategia energética es la autorización para que grandes empresas generen hasta 20 MW de energía en sitio, siempre que esta no sea devuelta al sistema eléctrico nacional. Esta disposición abre la puerta para que corporaciones con altas demandas energéticas puedan invertir directamente en sistemas solares fotovoltaicos y beneficiarse de energía verde de forma autónoma.
Así mismo provee soluciones valiosas a los Parques Industriales, ya que esta medida tiene el potencial de revitalizar los parques industriales en México, particularmente en los corredores industriales promovidos por la nueva política de desarrollo industrial de la presente Administración Federal. Al permitir que las empresas generen energía en sitio, se reduce la dependencia de la red eléctrica nacional y se fortalecen las condiciones para atraer inversión extranjera directa.
En el contexto del nearshoring, donde muchas empresas globales buscan relocalizar sus cadenas de suministro cerca de sus mercados principales, la posibilidad de contar con energía limpia y asequible en México es un incentivo clave. Inversionistas extranjeros podrán financiar sus propios sistemas solares o fotovoltaicos, garantizando estabilidad energética y cumplimiento de compromisos de sostenibilidad.
Esta nueva estrategia energética nos muestra un horizonte prometedor, pero con condiciones. Si bien estos anuncios representan avances importantes, su implementación depende de las reformas a las leyes secundarias que regulen estas nuevas capacidades. Es crucial que estas reformas ofrezcan un marco claro, transparente y eficiente que permita a las empresas planificar sus inversiones con certidumbre.
Además, será necesario fortalecer la infraestructura y los procesos administrativos para garantizar que estas nuevas disposiciones se traduzcan en beneficios reales para las empresas y en un mayor impulso al desarrollo económico del país.
La nueva estrategia energética de México presenta una oportunidad única para pequeñas, medianas y grandes empresas. La ampliación de la capacidad de generación solar distribuida y la posibilidad de generar energía en sitio sin devolverla a la red con almacenamiento de energía abren un abanico de posibilidades que si se regulan correctamente, pueden transformar el panorama energético e industrial del país.
En un contexto global donde la sostenibilidad y la eficiencia energética son prioridades, estas medidas alinean a México con las demandas de un mercado cada vez más competitivo. Además, al vincular la estrategia energética con la política industrial, se sientan las bases para potenciar el nearshoring, posicionando al país como un destino clave para la inversión extranjera y el desarrollo económico sostenible.
La clave estará en materializar estas oportunidades a través de un marco regulatorio robusto y eficiente que permita a México capitalizar su potencial energético y convertirlo en una ventaja competitiva estratégica.