Por Amado Villarreal
En el Foro Económico Mundial de Davos de este inicio de 2025, el presidente argentino Javier Milei generó controversia al afirmar que la problemática ambiental y climática ha sido exagerada por foros internacionales y otras instituciones. Incluso llegó a negar la existencia de fallas de mercado, adoptando una postura alineada con su ideología libertaria. Este escepticismo hacia la crisis climática ha resonado a nivel global, contrastando con las urgentes medidas que muchos países están adoptando para abordar el cambio climático.
Curiosamente, estas declaraciones ocurren mientras Argentina alcanza niveles históricos en la producción de petróleo y gas, gracias al yacimiento no convencional de Vaca Muerta, que representa más del 50% de la producción nacional de hidrocarburos. Este sector, abierto a la competencia y con un potencial creciente, es impulsado por políticas que fomentan la inversión bajo un enfoque “libertario”. Este modelo permite a Argentina capitalizar su riqueza energética mientras busca consolidarse como un actor clave en el mercado global de hidrocarburos.
Sin embargo, Milei también ha puesto sobre la mesa un plan para expandir la capacidad nuclear del país, reconocida en América Latina por su alto nivel técnico y potencial. Este proyecto busca atraer inversiones de Estados Unidos para abastecer con energía limpia la industria de inteligencia artificial (IA) y convertir a Argentina en un hub de IA. Todo parece embonar, salvo por una evidente contradicción: por un lado, se niega la crisis climática para aprovechar el auge de los hidrocarburos, y por otro, se promueve la energía nuclear —una fuente limpia— para un desarrollo industrial enfocado en energías bajas en carbono. ¿Es esto un “libertarismo” a conveniencia? Milei parece caminar una delgada línea entre la coherencia ideológica y las demandas del mercado global.
*Foto: Reuters / Yves Herman