Por Energy Insights
Antes de su aprobación en el Senado
El ‘Gran Proyecto de Ley Bonito y Grande’ es un proyecto legislativo que planteó la Administración Trump en la primavera de 2025, el cual diversos centros de investigación y expertos lo han analizado y ven que sus efectos previsibles serían aumentar los costos energéticos en EE. UU. y las emisiones de gases de efecto invernadero.
El proyecto fue aprobado por los republicanos en la Cámara de Representantes en mayo de 2025, quedando pendiente la aprobación por el Senado estadounidense. Propone el proyecto ir reduciendo los incentivos para las tecnologías verdes como la energía solar, eólica, baterías, vehículos eléctricos y bombas de calor, favoreciendo en su lugar a las plantas nucleares existentes, los biocombustibles, y desde luego a los hidrocarburos en general.
Algunos puntos clave sectoriales en energía:
1. Energías Renovables: El proyecto de ley recorta financiamiento para las energías renovables y baterías, eliminando créditos fiscales y afectando los proyectos nacionales en desarrollo. Se calcula que reduciría un 20% las nuevas instalaciones de energías limpias comparado con las previsiones anteriores.
2. Eficiencia Energética y Vehículos Eléctricos: Elimina ayudas para mejoras de eficiencia energética en hogares y vehículos eléctricos, introduciendo una nueva tarifa federal que podría bajar un 40% las ventas proyectadas de vehículos eléctricos para 2030.
3. Energía Nuclear: Mantiene parcialmente el apoyo fiscal para plantas nucleares existentes y fija un plazo para la construcción de nuevas plantas nucleares en 2028, lo que podría apresurar los desarrollos, aunque habría que ver la factibilidad de que se logre por la complejidad inmersa en estos proyectos.
4. Biocombustibles: Amplía el apoyo a biocombustibles, etanol, biodiesel, reservando 45 mil millones de dólares en créditos fiscales, pero ignora los impactos negativos en el uso de la tierra y los efectos en el clima.
5. Hidrógeno: Se terminan los créditos para la producción de hidrógeno, afectando proyectos que buscan invertir en producciones más limpias usando energías renovables o nucleares.
La aprobación de este proyecto podría encarecer las facturas energéticas de los consumidores y detener el avance hacia una transición energética más limpia y sostenible, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso.
El impacto previsible en manufactura e innovación
El “Gran Proyecto de Ley Bonito y Grande” impacta la manufactura y la innovación en EE. UU. principalmente a través de la reducción de créditos fiscales y el aumento de costos energéticos. Aquí algunos resultados específicos que se estiman:
1. Impacto en Inversiones: La potencial pérdida de 522 mil millones de dólares en inversiones en tecnologías limpias a nivel nacional, especialmente en 10 estados con alta concentración de inversión, (uno muy importante es Texas, otro es California), podría disminuir la implementación de energías renovables, manufactura y tecnologías avanzadas como geotermia y energía nuclear.
2. Amenazas a la Manufactura de Tecnologías Limpias: La menor demanda de tecnologías limpias y la eliminación de apoyos fiscales podrían frenar significativamente el crecimiento de la manufactura, que había visto un rápido incremento desde 2022 gracias a la Ley de Reducción de la Inflación. La capacidad de producción podría exceder la demanda interna, arriesgando la cancelación de proyectos en sectores como solar, eólico, baterías y vehículos eléctricos. Si las medidas se aplicaran de un solo golpe. Dejando en definitiva el liderazgo a China.
3. Obstáculos para la Innovación Tecnológica: Las emergentes tecnologías limpias, como la geotermia de próxima generación y la energía nuclear avanzada, enfrentan barreras importantes debido a la eliminación progresiva de créditos fiscales y otros apoyos financieros. Esto limita la viabilidad comercial y el liderazgo potencial de EE. UU. en estas áreas. El apoyo a largo plazo es crucial para estas tecnologías, pero la propuesta legislativa crea un entorno político incierto.
Las modificaciones que se preveían introduzcan el Senado se consideraban vitales para el futuro del sector energético en EE. UU., especialmente si pueden suavizar los cambios propuestos para no trastocar abruptamente la inversión y el desarrollo de infraestructura energética limpia.
Después de la aprobación del Senado
La “Big, Beautiful Bill Act” de Trump, favorece claramente a las industrias fósiles y limita significativamente el apoyo a las energías renovables. Entre los aspectos críticos asociados al sector energético podemos mencionar los siguientes:
– Favorecimiento de los combustibles fósiles: La ley abre de manera histórica el acceso a tierras federales para perforación de petróleo, gas y minería de carbón, eliminando restricciones recientes y reduciendo regalías para incentivar una mayor producción en tierras y aguas federales, incluyendo Alaska y el Golfo de México. Además, fomenta el uso del crédito fiscal por captura de carbono para incrementar la extracción de petróleo mediante almacenamiento de emisiones.
– Restricciones a las energías renovables: Se eliminan progresivamente los créditos fiscales para inversión y producción en energía solar y eólica, que han sido fundamentales para su crecimiento desde hace décadas. Los nuevos proyectos posteriores a 2027 no serían elegibles para estos créditos, salvo si empiezan construcción dentro de los 12 meses después de la ley. Esto afecta la expansión y la recuperación del sector renovable en EE. UU.
– Impacto en la innovación y manufactura: La ley reduce la demanda y los incentivos para fabricar componentes de energías limpias en EE. UU., lo que podría llevar al cierre de fábricas y menor inversión en innovación. Además, el crédito fiscal para componentes fabricados en EE. UU. terminará para instalaciones que entren en servicio después de 2027, limitando el desarrollo de una cadena de suministro local para la energía solar y eólica.
– Otros sectores favorecidos: La ley extiende apoyos estratégicos para la minería de carbón y para continuar con proyectos de hidrógeno, priorizando la producción de combustibles fósiles y energía nuclear, en línea con las políticas hostiles a las renovables expresadas por Trump.
La aprobación de la “Big, Beautiful Bill” Act” conlleva impactos sustanciales en la política energética de EE. UU., principalmente en la dirección que toman los apoyos y prioridades del país:
– Limitación de apoyos a energías limpias: La ley elimina o reduce significativamente los créditos fiscales federales para tecnologías de energía limpia, como vehículos eléctricos, mejoras energéticas en viviendas, infraestructura de recarga y generación de electricidad mediante solar, eólica y plantas nucleares avanzadas. La extinción de estos créditos, que expiran antes de 2028 en su mayoría, afectará gravemente la expansión y la competitividad del sector renovable y de almacenamiento en EE. UU. y podría conducir al cierre de muchas instalaciones, retrocediendo en la recuperación manufacturera y la creación de empleos verdes.
– Impulso a los combustibles fósiles y apertura de tierras federales: La ley autoriza la reanudación inmediata de arrendamientos para perforar petróleo y gas en tierras y aguas federales, incluyendo Alaska y el Golfo de México, además de reducir regalías y acelerar permisos para proyectos de gas natural y minería de carbón. También exige ventas de arrendamientos en reservas y áreas críticas, con el objetivo de aumentar la producción fósil, en línea con la política de dependencia energética a partir de los combustibles fósiles.
– Cambios en el proceso ambiental y reducción de restricciones: La ley facilita las evaluaciones ambientales reduciendo los requisitos, permitiendo tarifas que aceleran esas evaluaciones, y elimina revisiones judiciales. Además, recorta fondos para programas de conservación, eficiencia y protección ambiental, priorizando la extracción de recursos en lugar del cuidado del medio ambiente.
¿Cuáles fueron los logros del Senado en materia energética en este proceso?
Logró que prevaleciera la eliminación gradual de créditos fiscales para la producción de componentes de manufactura avanzada hasta 2032 y en minerales críticos hasta 2033; con excepción de componentes eólicos cuya eliminación será el 31 de diciembre de 2027.
Para el hidrógeno limpio, la ley actual daba créditos fiscales hasta 2032 para nuevas instalaciones y después gradualmente los eliminaba hasta 2035; la propuesta Trump los terminaba de golpe el 31 de diciembre de 2025; y el Senado logró que se mantuvieran los créditos fiscales hasta el 31 de diciembre de 2027.
En eficiencia energética en vivienda los logros fueron magros, originalmente daban beneficios fiscales que llegaban hasta 2032, la propuesta Trump las limitaba en algunos casos hasta el 31 de diciembre de 2025 en el caso de propietarios de la vivienda, y en otros casos como constructores de vivienda o constructores de edificaciones comerciales hasta el 31 de diciembre de 2026; el logro del Senado fue ampliarlo un año solamente para los constructores de vivienda y edificaciones comerciales hasta el 30 de junio de 2026.
El golpe más duro fue para los créditos fiscales para vehículos limpios; donde la ley actual daba los créditos fiscales hasta 2032 tanto para vehículos nuevos, como usados , comerciales y de combustible alternativo; la propuesta de Trump era eliminar la deducción el 31 de diciembre de 2025 para todos; el Senado lo que hizo fue aprobar eliminar los créditos fiscales de vehículos limpios el 30 de septiembre de 2025 (en tres meses más), salvo los vehículos de combustibles alternativos cuyo crédito fiscal se termina el 30 de junio de 2026.
En síntesis, esta legislación desplaza claramente la política energética hacia una mayor dependencia de los combustibles fósiles, limita el apoyo a la energía limpia y modifica significativamente el panorama para el crecimiento de las energías renovables en EE. UU.
¿Cuáles son las Implicaciones para México?
Es muy complejo ver la buena cantidad de implicaciones que la nueva ley presupuestal estadounidense tendrá sobre la economía mexicana, sin embargo, se perciben tres elementos en primera instancia:
- Precios de hidrocarburos: el incentivo a las energías fósiles manda una señal inmediata de impulso a la oferta de petróleo y gas, lo cual ya ha mostrado en el pasado reciente que hay ciertos precios de resistencia a la baja en petróleo, pero se podría conseguir cierta estabilidad de precios asequibles para las importaciones de Gas natural estadounidense a México; sin embargo en el caso del petróleo si podría limitar los ingresos petroleros de México si prevalecen precios por debajo de los 60 dólares por barril.
- Inversiones en hidrocarburos: las mayores facilidades e incentivos en el mercado estadounidense para producir, limitarán el apetito de las empresas americanas por invertir en los proyectos de PEMEX, que ya de por si enfrentan sus propias limitaciones internas estructurales, tales como el marco constitucional, el marco legal y el sistema judicial, que son inhibidores naturales de las inversiones en cualquier sector productivo.
- Energías limpias: El desincentivo creado en EE. UU. sobre las energías renovables , va a dejar una capacidad de manufactura de componentes asociados a las energías limpias que buscarán acomodo y crear nuevos proyectos para continuar sus planes de crecimiento, México con su reciente y limitada apertura podría crear una buena posibilidad para el desarrollo de infraestructura de generación renovable y almacenamiento, el cual se esperaría muy competitivo dada la presencia ya existente de otros jugadores, en especial de China. Por lo que una política sectorial sobre energías limpias que fortalezca las cadenas de valor podría atraer más inversiones y a la vez disponibilidad de energía limpia para la atracción de inversión extranjera.
Estas implicaciones in embargo dependen fundamentalmente del ritmo del gobierno mexicano en aterrizar las políticas, así como de su vocación real de apertura para darle la bienvenida a la inversión extranjera energética; y desde luego al marco legal y judicial que realmente proteja las inversiones, y por lo tanto la generación de empleo de largo plazo, que es lo que realmente genera bienestar sostenible en un país.