La Transformación Económica en México: El Ambicioso Plan México de Sheinbaum hacia 2030

El 13 de enero de 2025, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presentó el ambicioso Plan México, diseñado para transformar el panorama económico y social del país en los próximos años. Este plan busca, entre otros objetivos, fomentar la relocalización de industrias para incrementar el contenido nacional en la producción y así fortalecer la marca “Hecho en México”. También se propone generar empleos bien remunerados, especialmente en sectores claves como la manufactura y los servicios, mientras se impulsa el desarrollo regional alineado con las vocaciones de cada región.

La Transformación Económica en México, las metas para 2030 son ambiciosas. Destacan objetivos como colocar a México entre las diez economías más grandes del mundo, aumentar la inversión sobre el PIB al 28% y fabricar vacunas y medicamentos a nivel nacional. Además, se apuesta por la sostenibilidad ambiental y la reducción de desigualdades, mejorando la calidad de vida de la población. Para alcanzar estas metas, se han planteado estrategias como incentivos para la relocalización, mejoras en el programa IMMEX 4.0 para fortalecer al sector exportador y la facilitación de financiamiento para MIPYMES mediante la banca de desarrollo.

La inversión pública se prevé en sectores estratégicos como energía, con un aumento significativo en la generación eléctrica, junto con mejoras en infraestructura del agua, transporte, educación y vivienda. Para lo anterior se requerirá un marco normativo sólido que facilite la implementación no solos de políticas comerciales y aduaneras que afinen la competitividad del país, sino fomenten la cooperación público-privada.

El Plan México hacia el 2030 también pone un fuerte énfasis en la creación de **Polos de Desarrollo** y la identificación de **sectores estratégicos**, que son fundamentales para su éxito a largo plazo.

El plan establece una estrategia basada en la creación de polos de desarrollo regional diseñados para aprovechar las ventajas locales. Estas áreas están estratégicamente ubicadas para estimular el crecimiento económico y equilibrar el desarrollo económico a lo largo de la geografía del país; sin embargo, no se establece claramente los criterios por los cuales estas regiones deben ser la que se deban de apoyar o se deba de enfocar el esfuerzo industrial. 

Entre los polos de desarrollo se mencionan los siguientes:

Franja Fronteriza (Nuevo Laredo): Se enfocará en semiconductores, automotriz y electromovilidad, y bienes de consumo. Esto busca capitalizar su proximidad al principal socio comercial de México, Estados Unidos.

Golfo de California (Hermosillo): Se centrará en energía, farmacéutica y dispositivos médicos, y química y petroquímica, impulsando sectores con gran potencial de crecimiento en la región.

Noroeste y Norte (Plan Sonora y AHMSA, Piedras Negras): Estas áreas combinarán esfuerzos en energía y sectores industriales avanzados como automotriz, aeroespacial y agroindustria para diversificar la oferta productiva.

Istmo y Maya: Con un enfoque en energía, agroindustria, y bienes de consumo, se prioriza el aprovechamiento del potencial agrícola y turístico de estas regiones.

Otras áreas como el Bajío y el Centro basado en Puebla, también se beneficiarán de la inversión en automotriz, agroindustria, textil y sectores tecnológicos, estableciendo un enfoque multisectorial que busca desencadenar un crecimiento sostenido.

El Plan México identifica sectores estratégicos críticos para el desarrollo económico del país, sin mencionar claramente los criterios por los cuales son estos los sectores seleccionados, aun y cuando el Plan establece que no es limitativo a que otros sectores puedan participar. Estos sectores se consideran vitales para la economía nacional y ofrecen oportunidades para mejorar la competitividad global de México. Dentro de los cuales se mencionan los siguientes: 

Semiconductores y Electrónica: Impulsar esta industria es clave para hacer frente a la demanda tecnológica global, fortaleciendo a México como un actor relevante en la cadena de suministro mundial.

Automotriz y Electromovilidad: Continuar desarrollando capacidades en estos sectores es crucial dadas las tendencias hacia la sostenibilidad y la innovación en el transporte.

Farmacéutica y Biotecnología: La fabricación de vacunas y medicamentos a nivel local no solo fortalecerá la capacidad industrial, sino que también mejorará la seguridad sanitaria del país.

Energía: Invertir en infraestructura energética y energías renovables permitirá a México crear las condiciones para la inversión necesaria para darle viabilidad al plan. A la par cumplir con el Plan de Energía para dar viabilidad a PEMEX y fortalecer el sector de hidrocarburos; así como cumplir con los compromisos ambientales.

Oportunidades

Los polos de desarrollo y sectores estratégicos presentan ciertas oportunidades y desafíos:

– Desarrollo Regional Equitativo: Si bien los polos de desarrollo se plantean como motores de crecimiento, es crucial que no se centren exclusivamente en regiones económicamente viables, sino que también incluyan áreas más rezagadas para promover un desarrollo más equitativo.

– Infraestructura Crítica: Para que estos polos tengan éxito, se requerirá una inversión significativa en infraestructura de transporte, energía y comunicaciones, asegurando la conectividad y el acceso a mercados.

– Capacidad Humana y Educación: La preparación de una fuerza laboral capacitada es esencial, lo que implica mejorar la educación técnica y profesional en alineación con las necesidades de estos sectores estratégicos.

El Plan México, al centrarse en polos de desarrollo regionales y sectores estratégicos bien definidos, busca posicionar a México como un protagonista en la economía global mientras se promueve un crecimiento inclusivo y sostenible en todo el país.

Sin embargo, el plan enfrenta retos significativos. La coordinación interinstitucional será crucial para que las diversas dependencias gubernamentales trabajen en conjunto hacia estos objetivos comunes. El financiamiento adecuado y la necesidad de generar 1.5 millones de empleos en un marco temporal ajustado también son desafíos a enfrentar. Además, se busca aumentar el uso de productos nacionales, lo cual requiere robustecer las capacidades de producción local y asegurar que el sistema educativo se alinee con las necesidades del mercado laboral.

En paralelo, existen oportunidades considerables para el sector empresarial. Los incentivos para la relocalización ofrecen ventajas fiscales y financieras, mientras que la creciente demanda interna podría estimular la expansión de la producción local. Asimismo, el desarrollo de proveedores locales y el acceso al financiamiento brindan un terreno fértil para que las MIPYMES crezcan y se integren a cadenas de suministro más amplias. Sectores estratégicos como la manufactura avanzada representada por la electromovilidad y la industria aeroespacial, el sector energético a través de infraestructura, petroquímica y energías limpias, y los semiconductores representan áreas de inversión atractivas.

No obstante, el plan también ha despertado ciertas críticas. La falta de claridad sobre las fases de implementación de este genera incertidumbre entre las empresas y distintos niveles de gobierno. La dependencia del gobierno para impulsar ciertas metas podría, según algunos analistas, desalentar la inversión privada. Además, aunque las metas ambientales son destacadas, persiste la duda sobre si el desarrollo sostenible se priorizará efectivamente frente al crecimiento económico y el marco regulatorio incluyendo la implementación de la reforma judicial ponen asegunes al verdadero potencial del plan.

Para abordar estos retos y críticas, se sugiere mejorar la participación del sector privado en la ejecución del plan y fomentar una educación técnica y profesional más alineada con las necesidades del mercado. Asimismo, integrar prácticas más sólidas de sostenibilidad y desarrollar un marco riguroso de evaluación y monitoreo del impacto del plan ayudarán a ajustar las estrategias en tiempo real, asegurando que el Plan México hacia 2030 no solo sea una herramienta de desarrollo sino también un vehículo para un cambio positivo y duradero en el país.

Asimetrías

Un gran tema es como el Plan México logrará navegar ante las asimetrías existentes con el principal socio comercial con la nueva Administración Trump, la cual lleva justamente objetivos distintos por no decir completamente contrarios.

De entrada, su política energética mucho más proclive hacia los Hidrocarburos y que no cree en el Cambio Climático, que considera a los autos eléctricos como “no americanos” y que impulsa ideas como “racionalidad” ambiental, todo un reto para México que con Claudia Sheinbaum está retomando el rumbo de las energías limpias, en parte por las precarias condiciones de PEMEX.

Otra gran asimetría es la política comercial, Trump ama los aranceles, la política proteccionista está dentro del corazón de su política económica no solo comercial, sino gubernamental y geopolítica. El Plan México le apuesta a la consolidación de sectores estratégicos muy vinculados en cadenas productivas binacionales con EE. UU., sin duda un enorme reto para hacer viable este modelo industrial con su correspondiente impacto regional.

Y finalmente, dentro de este ámbito económico la política industrial; Mientras México por fin desea crear las condiciones propicias para detonar el “nearshoring” EE. UU. justo desea hacer lo mismo, y no solo sobre la inversión extranjera sino repatriando inversiones estadounidenses hoy establecidas en México con el deseo de recuperar esos empleos para las regiones que en su momento solicitaron al candidato Trump los empleos que se habían ido no solo a México sino a China. Esto compromete mucho el Plan México, que necesitará una gran dosis de diplomacia económica para restablecer y alinear los objetivos entre los dos países.

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